El robot amasador batía la nata y mientras yo estiraba la masa con el rodillo. Las otras cocas estaban en el horno y el aroma a café recién hecho impregnaba la cocina. Los chicharrones preparados, los huevos a temperatura ambiente y la mantequilla cortada a dados.
Pesa el azúcar, bate las claras, busca el bote de cacao, abre el paquete de lady fingers y cómete uno, distraidamente, mientras mides la cantidad de amaretto que vas a usar.
Y el anís? No nos queda anís?
Me visto y bajo al bar de la esquina. Voy con un tarro de cristal. Ponme tres copas de anís en el bote! Ahora el camarero ya me conoce pero el primer día que me presenté a media mañana pidiendo una copa de Cointreau y vió cómo la vaciaba en un táper, flipó. Es que comprar toda una botella de este licor para hacer dos veces en la vida una receta en la que vaya a usarlo me parece demasiado. De esta forma tengo un montón de licores a mi disposición sin necesidad de tener un mueble bar de dimensiones astronómicas.
Picar cebolla, pelar zanahorias, sofreír la carne y rallar tomate. Hacer un buen sofrito, ah, y con un diente de ajo que me lo olvidaba; sacar las cocas del horno, rociar de anís, poner otra bandeja con otras tantas cocas a hornear, y luego añadir el tomate para que vaya haciendo chup-chup.
Estirar el hojaldre, poner chicharrones, cubrir con hojaldre, más chicharrones, sacar cocas del horno, espolvorear azúcar, repartir piñones y hornear.
Y entre pastel, coca y salsa recordar que en dos días publicamos la receta de Cooking the Chef.
Este mes toco Claus Meyer. No le conozco, luego sí y me gusta mucho lo que hace, pero no tengo tiempo de buscar recetas y le pido a Abril si me puede pasar alguna del libro del que nos enseñó el índice, que es por ingredientes y veo dos o tres que me llaman la atención. Tengo la esperanza de poder comprar lo necesario, pero para cuando tengo la receta ya es muy tarde y pienso, bueno, mañana, cuando vayamos de camino al pueblo, con el cargamento de cocas, tiramisú y macarrones pararé en el súper.
Pero claro, es domingo y la zona de pescadería está cerrada.
O sea que me relajo y paso un domingo fantástico con toda la família. Somos 30 comiendo al aire libre, hace buen tiempo y una temperatura agradable y pasamos un día estupendo.
El lunes por la tarde, día 5, al salir del trabajo, puedo comprar lo que me falta y cocinar.
Vengo un poco tarde pero espero que os guste lo que os traigo!
Ingredientes:
Para la sopa:
1 puerro
1 zanahoria
1 chirivía
1/2 bulbo de hinojo
500 gr. de mejillones
50 ml. de nata
300 ml. de vino blanco
200 ml. de agua mineral
300 gr. de espinacas frescas
1 cayena roja
sal, aceite
Para terminar el plato
50 gr. de guisantes frescos
Pensamientos
Hinojo
Ajo negro
Cómo se hace?
Lavar y picar el puerro y pochar en una cazuela con un poco de aceite.
Limpiar la zanahoria, el hinojo y la chirivía y cortar a daditos pequeños.
Saltear un par de minutos con el puerro.
Añadir los mejillones, la cayena y rociar con el vino. Tapar la cazuela con una tapa de vidrio y cocinar un par de minutos hasta que los mejillones se abran. Retirar del fuego.
Sacar los mejillones y separarlos de la cáscara. Reservar.
Triturar las verduras y pasar por el colador chino. Si no gusta el picante separar la cayena antes de triturar.
Poner en una olla, añadir el agua y acercar al fuego. Cuando empiece a hervir de nuevo añadir las espinacas. Cocer un par de minutos y apagar el fuego.
Incorporar la nata y rectificar de sal. Añadir los mejillones que teníamos reservados.
Escaldar los guisantes un par de minutos con agua salada. Refrescar en agua fría para cortar la cocción.
Servir la sopa caliente decorada con ramitas de hinojo, unos cuantos guisantes y ajo negro picado fino.
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