miércoles, 31 de diciembre de 2014

CERILLAS COMESTIBLES




La niña de los fósforos


¡Qué frío hacía! Nevaba y comenzaba a oscurecer; era la última noche del año, la noche de San Silvestre. Bajo aquel frío y en aquella oscuridad, pasaba por la calle una pobre niña, descalza y con la cabeza descubierta. Verdad es que al salir de su casa llevaba zapatillas, pero, ¡de qué le sirvieron! Eran unas zapatillas que su madre había llevado últimamente, y a la pequeña le venían tan grandes que las perdió al cruzar corriendo la calle para librarse de dos coches que venían a toda velocidad. Una de las zapatillas no hubo medio de encontrarla, y la otra se la había puesto un mozalbete, que dijo que la haría servir de cuna el día que tuviese hijos. 

Y así la pobrecilla andaba descalza con los desnudos piececitos completamente amoratados por el frío. En un viejo delantal llevaba un puñado de fósforos, y un paquete en una mano. En todo el santo día nadie le había comprado nada, ni le había dado un mísero centavo; volvíase a su casa hambrienta y medio helada, ¡y parecía tan abatida, la pobrecilla! Los copos de nieve caían sobre su largo cabello rubio, cuyos hermosos rizos le cubrían el cuello; pero no estaba ella para presumir.






En un ángulo que formaban dos casas, una más saliente que la otra, se sentó en el suelo y se acurrucó hecha un ovillo. Encogía los piececitos todo lo posible, pero el frío la iba invadiendo, y por otra parte, no se atrevía a volver a casa, pues no había vendido ni un fósforo, ni recogido un triste céntimo. Su padre le pegaría, además de que en casa hacía frío también; solo los cobijaba el tejado, y el viento entraba por todas partes, pese a la paja y los trapos con que habían procurado tapar las rendijas. Tenía las manitas casi ateridas de frío. ¡Ay, un fósforo la aliviaría seguramente! ¡Si se atreviese a sacar uno solo del manojo, frotarlo contra la pared y calentarse los dedos! Y sacó uno: «¡ritch!». ¡Cómo chispeó y cómo quemaba! Dio una llama clara, cálida, como una lucecita, cuando la resguardó con la mano; una luz maravillosa. Le pareció a la pequeñuela que estaba sentada junto a una gran estufa de hierro, con pies y campana de latón; el fuego ardía magníficamente en su interior, ¡y calentaba tan bien! La niña alargó los pies para calentárselos a su vez, pero se extinguió la llama, se esfumó la estufa, y ella se quedó sentada, con el resto de la consumida cerilla en la mano.








Encendió otra, que, al arder y proyectar su luz sobre la pared, volvió a esta transparente como si fuese de gasa, y la niña pudo ver el interior de una habitación donde estaba la mesa puesta, cubierta con un blanquísimo mantel y fina porcelana. Un pato asado humeaba deliciosamente, relleno de ciruelas y manzanas. Y lo mejor del caso fue que el pato saltó fuera de la fuente y, anadeando por el suelo con un tenedor y un cuchillo a la espalda, se dirigió hacia la pobre muchachita. Pero en aquel momento se apagó el fósforo, dejando visible tan solo la gruesa y fría pared.

Encendió la niña una tercera cerilla, y se encontró sentada debajo de un hermosísimo árbol de Navidad. Era aún más alto y más bonito que el que viera la última Nochebuena, a través de la puerta de cristales, en casa del rico comerciante. Millares de velitas ardían en las ramas verdes, y de estas colgaban pintadas estampas, semejantes a las que adornaban los escaparates. La pequeña levantó los dos bracitos... y entonces se apagó el fósforo. Todas las lucecitas se remontaron a lo alto, y ella se dio cuenta de que eran las rutilantes estrellas del cielo; una de ellas se desprendió y trazó en el firmamento una larga estela de fuego.


«Alguien se está muriendo» -pensó la niña, pues su abuela, la única persona que la había querido, pero que estaba muerta ya, le había dicho:

-Cuando una estrella cae, un alma se eleva hacia Dios.

Frotó una nueva cerilla contra la pared; se iluminó el espacio inmediato, y apareció la anciana abuelita, radiante, dulce y cariñosa.


-¡Abuelita! -exclamó la pequeña-. ¡Llévame, contigo! Sé que te irás también cuando se apague el fósforo, del mismo modo que se fueron la estufa, el asado y el árbol de Navidad.

Se apresuró a encender los fósforos que le quedaban, afanosa de no perder a su abuela; y los fósforos brillaron con luz más clara que la del pleno día. Nunca la abuelita había sido tan alta y tan hermosa; tomó a la niña en el brazo y, envueltas las dos en un gran resplandor, henchidas de gozo, emprendieron el vuelo hacia las alturas, sin que la pequeña sintiera ya frío, hambre ni miedo. 

La Cerillera, ilustración de Arthur Rackham

Pero en el ángulo de la casa, la fría madrugada descubrió a la chiquilla, rojas las mejillas y la boca sonriente... Muerta, muerta de frío en la última noche del Año Viejo. La primera mañana del Nuevo Año iluminó el pequeño cadáver sentado con sus fósforos: un paquetito que parecía consumido casi del todo. «¡Quiso calentarse!», dijo la gente. Pero nadie supo las maravillas que había visto, ni el esplendor con que, en compañía de su anciana abuelita, había subido a la gloria del Año Nuevo.


Hans Christian Andersen







Que la llum de Nadal us acompanyi tot l'any. Feliç 2015

Que la luz de la Navidad os acompañe todo el año. Feliz 2015

May the light of Christmas be with you throughout the year. Happy 2015 









domingo, 28 de diciembre de 2014

GRATÉN DE COUS-COUS CON VERDURAS

Último domingo de mes y toca publicar receta del Asaltablogs. Pero este mes es distinto. No hay un único blog asaltado. Este mes somos asaltador@ invisibles y a cada uno nos ha tocado un blog para asaltar.

A mi me ha tocado el blog Mi carnívoro y yo, de Alba Salgado López, un blog muy interesante con recetas vegetarianas, veganas y crudiveganas y un apartado de gastroviajes muy recomendable. Ya me he guardado el enlace De tapas por compostela para cuando llegue a Santiago este año después de recorrer las últimas etapas que me quedan de El Camino.

Me costó mucho decidir la receta pero finalmente me decanté por este cuscus con verduras.

Tan sólo he variado un poco las verduras puesto que he usado las que tenía en casa.



Gracias Alba por la receta, volveré a asaltarte, que hay por ahí un pionono que dice: cómeme, cómeme!!!


Ingredientes:


1 medida de cuscus
1 medida de agua
1 puerro
2 dientes de ajo
1 pimiento enano rojo
1 pimiento enano naranja
1 pimiento enano amarillo
1 berenjena rallada
1 ramita de apio
1 nabo
5 champiñones
1 calabacín
6 tomates cherry
1 cucharada de tomate concentrado
1 cucharada de salsa de soja
Sal y orégano
Aceite de oliva



Cómo se hace?

En una sartén que se pueda tapar bien, tostar el cuscús con un poco de aceite removiendo de vez en cuando para que no se queme. 

Mientras tanto poner el agua, con una cucharada de sal, en un cazo y hacerla hervir. Cuando el cuscús esté bien tostadito y el agua hierva, echarla en la sartén, con mucho cuidado porque barbotea y puede salpicar, y taparla inmediatamente. Apagar el fuego y dejar un mínimo de cinco minutos sin sacar la tapa. 

  

Cortar el puerro en juliana y saltear en una sartén con un poco de aceite. Cuando empiece a tomar color añadir el nabo y la berenjena cortados a dadito y lo salteamos unos tres minutos.

   


Luego poner el apio cortado muy pequeñito y los champiñones laminados. 

Finalmente añadir el calabacín, también cortado a dados pequeños, y saltear un par de minutos, removiendo bien. A mi me gusta que el calabacín quede un poco crujiente y al estar cortado pequeño no hace falta cocinarlo más. 

Añadir la cucharada de concentrado de tomate, orégano y rociar con la salsa de soja.

Remover bien y reservar.



En una sartén con un poco de aceite saltear los pimientos cortados a tiras. Cuando estén cocidos apagar el fuego y reservar.



Con un tenedor separar los granitos de cuscus. 

Encender el horno función grill.

Poner un aro de emplatar encima de la bandeja de hornear que habremos cubierto con un papel vegetal. 

 
 

Disponer una capa de cuscús cubriendo el fondo del aro. Encima una capa de verduras que taparemos con otra capa de cuscús y así hasta llegar al borde del aro con una capa de cuscús. Encima disponer unas tiras de pimiento y unas rodajas de tomate. Espolvorear con un poco de queso parmesano recién rallado y gratinar. 




Sacar del horno y con ayuda de una espátula pasar la preparación al plato de servir. Sacar el aro con mucho cuidado y vigilando de no quemarnos.

Buen provecho!!!




viernes, 19 de diciembre de 2014

IDEAS PARA NAVIDAD


Hoy os traigo un recopilatorio de recetas que os pueden servir o daros ideas de cosas que podéis preparar estos días. 

Tendría que haberlo publicado hace días pero voy muy atareada y no me ha dado tiempo. De todas formaso espero que ayude a los que, como yo, este año han dejado todo para demasiado tarde. 

Si os sirve de consuelo aún tengo que decidir el menú de la cena de Nochebuena, un buffet para 16 personas, y el menú de la comida del día de San Esteban, para 12. 

O sea que, si tenéis sugerencias para mi, agradeceré ideas ;-)

Quién dijo estrés?

POSTRES Y DECORACIÓN NAVIDEÑA








ENTRANTES Y APERITIVOS



Mini quiches con pasta brick




CREMAS Y SOPAS